Es hora de rendir cuentas de mis lecturas. Las fechas obligan al polvorón, el décimo y la lista. De momento, aquí está la lista. Y como no podía ser de otra manera: ni son diez libros, ni todos han sido publicados en 2017, y Alfonso Armada ni está, ni se le espera.
Eso sí, he seleccionado los que sin duda son los mejores libros de mi año (ya se sabe: el tiempo cronológico, el psicológico, el bibliográfico…), de modo que los Premios Golden Raspberry habrán de esperar otra lista, otro momento, otro ánimo.
Los muertos, Jorge Carrión
2014, Galaxia Gutenberg
El gran descubrimiento. Blade runner y Los soprano están bien, puede que Blade runner 2049 también lo esté, pero el mundo no será justo mientras la gente siga postergando la lectura de esta novela. Se trata de un experimento literario formidable, ambicioso, con una estética que bebe de los videojuegos, las series de televisión y el mejor cine de ciencia-ficción. Carrión consigue lo imposible: fusionar la reflexión existencial y la acción, la distopía y (boom!) la crítica literaria. Por supuesto, su escritura es brutal.
Aunque Los muertos vio la luz en 2010 (Mondadori), el mundo no estaba listo para su llegada y recientemente Galaxia Gutenberg ha editado, además de esta novela, Los huérfanos (2014), Los turistas (2015) y Los difuntos (2015), cerrando así esta suerte de saga que aún está por ver si se titulará Las huellas o Tetralogía de un nuevo siglo.
Como ensayista, Carrión también merece mucho la pena. Ya que el cauteloso lector no me conoce y no tiene por qué fiarse de mí, sugiero una hojeada a alguno de sus varios «libros de viajes», a la edición aumentada de Librerías que acaba de editar Anagrama, o al reciente Barcelona. Libro de los pasajes (2017, Galaxia Gutenberg).
Para quien no quiera morir sin ser feliz y sin formar parte de este siglo XXI, recomiendo repetidas veces la lectura de Santin Island (2015, Pálido Fuego), de Tom McCarthy.
Papeles falsos, Valeria Luiselli
2012, Sexto Piso
Este libro, también nacido en 2010 y reescatado dos años después por la editorial Sexto Piso, reúne en unas pocas páginas -maravillosamente editadas- algunos ensayos de la escritora mexicana Valeria Luiselli. Son ensayos muy cortos, apenas crónicas de un momento o de una imagen, apenas poemas en prosa delicados y al mismo tiempo crudos, sin demasiado teatro. Con Luiselli pasearemos en bicicleta por Ciudad de México o deambularemos por la Serenísima República de Venecia, en una de cuyas islas está enterrado Joseph Brodsky (acaso el secreto protagonista del libro). También pensaremos en lo que significa ser quienes somos o sencillamente tener un hogar, un sitio al que volver y del que formar parte. Pero quizá todo es cuestión de sentirse cómodo sentado en un banco en medio de una gran ciudad, o de arreglar en pocos minutos unos papeles que podrían salvarnos la vida. Es obligatorio acercarse a Luiselli, escucharla. También puede hacerse pegando mucho el oído a alguna de sus novelas: Los ingrávidos (2011) o a La historia de mis dientes (2013), ambas en Sexto Piso.
Si del México universal se trata, échenle el guante a un libro como Muerte súbita (2013, Anagrama), de Álvaro Enrigue, o Después del invierno (2014, Anagrama), de la fascinante Guadalupe Nettel.
Walden, Henry David Thoreau
2017, errata naturae
Este es sin duda el libro más necesario del año. Publicado originalmente en 1854, se trata de una suerte de crónica razonada de la temporada que Thoreau, padre del ecologismo y -por qué no- de la literatura estadounidense, vivió en los bosques cercanos a su ciudad natal, Concord, en Massachusetts, junto a la laguna de Walden. A partir de esta experiencia, el autor desgrana los frutos de una existencia más radical y, en última instancia, más auténtica.
La editorial errata naturae cuenta con esta obra maestra en su catálogo desde 2013, pero por el 200 aniversario del nacimiento de Thoreau ha sacado a la luz una edición especial, ilustrada y con prólogo de Michel Onfray. En la Era Trump, «elevación espiritual», «respeto a la naturaleza», «soledad», «libertad» o «meditación» son conceptos que deberían ser desempolvados, limpiados de su aura tópica y revisados con sinceridad. Desgraciadamente, Walden será siempre un libro universal y eterno, pues nunca hemos estado más lejos de pisar las huellas de Thoreau.
Para disconformes, utopistas e indomeñables, errata naturae también tiene en su catálogo otros libros del autor, como Cartas a un buscador de sí mismo (2012) o Desobediencia. Ensayos políticos (2015). Pero si hablamos de grandes y afortunados rescates literarios: Tea rooms (2016, Hoja de Lata), de Luisa Carnés, o El cuento de la criada (2017, Salamandra), de Margaret Atwood, son títulos obligados. Así como Ya sabes que volveré (2017, Galaxia Gutenberg), el ensayo que Mercedes Monmany ha dedicado a tres escritoras engullidas por las fauces de Auschwitz: Etty Hillesum, Gertrud Kolmar e Irène Némirovsky.
Mac y su contratiempo, Enrique Vila-Matas
2017, Seix Barral
Hay escritores que tras varios libros publicados parecen condenados a la repetición. No es el caso de Enrique Vila-Matas, quien haciendo de la propia repetición el tema de su última novela da lo mejor de sí mismo en una ficción alucinante. Un viaje a través de su propia escritura (anterior y futura) ambientado en las imaginarias calles de El Coyote.
En mac y su contratiempo las capas de lectura se superponen dentro de una estructura compleja y precisa a la vez. El retrato humorístico y desencantado de un barrio barcelonés, la lectura irónica de la propia obra a través del tiempo, la lectura creativa de la obra de los demás y las vivencias que esas lecturas detonan en los personajes son algunas de las múltiples facetas de un artilugio narrativo sin precedentes, en el que el autor revisa las líneas maestras de su apuesta literaria con un texto de altura, tan entretenido como sofisticado.
Por otro lado, para quienes interese volver sobre los pasos de Vila-Matas y releer una de sus novelas más excesivas y deliciosas, Seix Barral acaba de reeditar Doctor Pasavento con un prefacio de Maurice Nadeau y el texto inédito de la conferencia Bastian Schneider. Tampoco se pierdan las novelas Ciudad abierta (2012, Acantilado), de Teju Cole, o Intento de escapada (2013, Anagrama), de Miguel Ángel Hernández.
Pájaros en la boca y otros cuentos, Samanta Schweblin
2017, Random House
Menos mal que existe la escritora argentina Samanta Schweblin. Menos mal que existe, al menos, su voz literaria, tan dura pero tan serpenteante, tan llena de matices e inflexiones, tan fresca. Pájaros en la boca es un libro de cuentos que Lumen publicó en 2009 pero que el sello Literatura Random House ha reeditado afortunadamente este año, junto a otros relatos que no encontramos en el volumen original.
Resumir un cuento es tarea de idiotas. Así que hablaré de ecos de Rulfo y de Cortázar, ecos de Flannery O’Connor y de Bioy Casares. Son todos ecos un poco mudos, pues no acallan ni de lejos la voz de Schweblin, que resuena como un gran diluvio que se ha estado esperando durante años, bailando y bailando como un jefe cherokee.
Su primer libro de cuentos, El núcleo del disturbio (2002) está desaparecido en combate. En cambio, en 2014 Random House puso en nuestras manos la primera novela de Schweblin, Distancia de rescate, que bien merece más de una lectura. Para los caprichosos, la editorial Páginas de espuma ha editado este año La respiración cavernaria un cuento de la autora ilustrado a toda página con las pinturas de Duna Rolando. Para caprichosos de otro tipo: Borges: el laberinto infinito (2017, Norma), el cómic sobre el autor de Ficciones que han esculpido caprichosamente Nicolás Castell y Oscar Pantoja.
Hambre de realidad, David Shields
2015, Círculo de Tiza
Este es un ensayo con el que entusiasmarse, y no solo por el buen gusto de la editorial Círculo de Tiza. Es un ensayo con el que identificarse fervorosamente y al mismo tiempo estar en completo desacuerdo. David Shields teje en Hambre de realidad (publicado en inglés en 2010) un complejo e inspirado tapiz en el que se van uniendo con mimo los puntos de fuga del estado actual de la (conciencia) poética, del arte contemporáneo, de la literatura y de su confluencia en este incomunicado mundo de las comunicaciones. Bajo la forma de un manifiesto (colectivo; generacional, incluso), Shields propone una sugestiva radiografía de la nueva estética: las nuevas formas de mirar, leer y escuchar que la tecnología y los deicidios históricos de la novela o el arte han propiciado para nuestros días.
Para completar este viaje alucinado por la «rabiosa actualidad» -que gritaría el vendedor de rotativos- recomiendo los ensayos de Kenneth Goldsmith reunidos en Escritura no-creativa (2015, Caja Negra), o, aunque no tengan nada que ver, los grandiosos, excelentes, fabulosos y extraordinarios ensayos literarios de Giorgio Manganelli compilados en La literatura como mentira, que la editorial Dioptrías publicó en 2014 en traducción de Mariagiovanna Lauretta. También merece un pecado el librito de Jean-Yves Jouannais Artistas sin obra (2014, Acantilado).
Ventajas de viajar en tren, Antonio Orejudo
2000, Tusquets
Antonio Orejudo ha publicado este año la estupenda novela Los cinco y yo (2017, Tusquets). Sin embargo, he leído Ventajas de viajar en tren -editada originalmente en el 2000- después de que un par de amigos estuviesen a punto de volverme loco con su «invitación a la lectura», y decididamente debo incluirla entre las mejores del año.
Es una novela imprevisible, sorprendente, divertida hasta el agotamiento y perfectamente escrita. Nunca antes se habían contado los avatares de un esquizofrénico (o los de un escritor de ficción) con mayor gracia y amargura. El delirio y la paranoia se vuelven el marco ideal para azotar las miserias de nuestra sociedad, entre carcajadas que nos situarán casi físicamente en el norteño hospital psiquiátrico donde todo comienza. No creí que Orejudo pudiera volver a sorprender con tanta fuerza tras Fabulosas narraciones por historias (1996), pero lo hizo en la bisagra del fin de siglo: más de uno se sorprenderá con esta novela.
De locos y genios, lean La novela luminosa (2005, Random House), de Mario Levrero, o La Orden del Finnegans (2010, Alfabia), de varios autores joyceanos (entre ellos Eduardo Lago, Vila-Matas y Jordi Soler). Si aun así no quedan satisfechos, pidan que les devuelvan el dinero o aborden con entusiasmo la novela Fred Cabeza de Vaca (2017, Sexto Piso), de Vicente Luis Mora, y descubran al «artista español más universal desde Picasso», un hijo de puta que parece sacado de La velocidad de las cosas, de Rodrigo Fresán.
Cortázar, Jesús Marchamalo y Marc Torices
2017, Nórdica
Jesús Marchamalo lo ha vuelto a hacer. Ha vuelto a entregar a los lectores la “libra de carne” de la literatura, aún palpitante y llena de vida. Y en esta ocasión ha perpetrado el crimen junto al ilustrador Marc Torices, en una luminosa novela gráfica sobre la vida del escritor argentino Julio Cortázar.
El cómic Cortázar llega este año como un verdadero soplo de aire fresco para los amantes del autor de Rayuela, ofreciendo un mosaico mágico, caleidoscópico, con las principales facetas de su biografía: desde su infancia en el barrio porteño de Banfield o sus primeros escritos publicados bajo seudónimo, hasta su afición por el jazz y el boxeo, sus compromisos políticos o su amarga muerte el 12 de febrero de 1984 en el hospital de Saint Lazare de París. Esta obra también es la oportunidad que necesitaban quienes nunca han leído al Gran Cronopio.
Por otro lado, a partir de enero de 2018 estará disponible, también en Nórdica, Virginia Woolf, Las olas, el nuevo título de la colección en la que Marchamalo y el ilustrador Antonio Santos homenajean a escritores universales como Pessoa o Kafka, entre otros.
El nervio óptico, María Gaínza
2017, Anagrama
Este no lo he terminado de leer, que diría Alberto Olmos, pero, para no mentir, diré que ni lo he empezado. En realidad, aún no lo tengo. Pero lo tendré, y lo leeré, y será uno de los mejores libros de mi año, que aún no ha llegado a su fin.
Mientras me hago con el libro de Gaínza y lo incluyo de facto entre mis mejores lecturas, recomiendo El mundo deslumbrante (2014, Anagrama), de Siri Husvedt, cuyo aplastante comienzo también tiene su lugar en esta extraña lista:
Todas las creaciones intelectuales y artísticas, incluso las bromas, las ironías o las parodias, tienen mejor recepción en la mente de las masas cuando estas saben que, en algún lugar detrás de una gran obra o de un gran engaño, se encuentra una polla y un par de pelotas.
Suerte que esta lista no es una gran obra ni un (gran) engaño. Suerte que nunca estará completa y que, como a todas las listas, nunca hay que tomarla demasiado en serio.