Cabinet d’amateur, una novela oblicua no es una novela. Es un guiño a la última novela editada en vida por Georges Perec, publicada en 1979 en la colección Instant romanesque de Éditions Balland. Es un catálogo, un relato breve, un pequeño ensayo, un apunte biográfico y una confesión. Es apenas la sombra de una instalación artística, de una muestra imposible que reuniera obras de Miquel Barceló, Dominique González-Foerster, Dora García, Gerhard Richter, Carlos Pazos o Andreas Gursky en el laberinto laico de una capilla londinense. Las salas que podrían reunir estas obras formarían un retrato, el reflejo de un rostro, el rostro de un libro. En ese libro, escrito en inglés y en español, habría imágenes de obras de arte (instantáneas incompletas de obras en movimiento), textos de Enrique Vila-Matas, Iwona Blazwick, Inês Costa, Candy Stobbs, y una conversación entre Lydia Yee y Nimfa Bisbe (con esos nombres, yo también quiero que conversen en mi libro). El libro en sí mismo sería negro, pero la cubierta sería de colores claros y papel rugoso. Su contenido: escritura, futuro, arte, pasado, voluntad, memoria, pulsiones.
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La textura de ese papel bien merece una caricia.
Fotografía del autor: Dan Weill