No sé qué estaba haciendo cuando he encontrado esta frase de Horacio Quiroga, abducida de su imperfecto Decálogo del perfecto cuentista: «Más que ninguna otra cosa, el desarrollo de la personalidad es una larga paciencia». Entonces he recordado —cuántas veces esto de recordar citas es solo un recurso y qué pocas es tan cierto como lo es hoy— una frase de T.S. Eliot con la que alguna vez encabecé un blog primitivo y olvidado: «El progreso de un artista es un continuo autosacrificio, una continua extinción de la personalidad». La idea de continuidad y de paciencia me parecen por momentos la misma cosa, aunque el uruguayo selvático hable de desarrollo y el de Misuri lo haga de extinción y sacrificio. De apagamiento. Puestos a recordar —y el recuerdo es tal vez el enlace entre el desarrollo y la extinción—, como quien le pide fuego a un desconocido le pido a mi memoria que me alcance esa otra frase que la artista Nasreen Mohamedi escribió en sus Diarios: «La espera forma parte de una vida intensa». Estas palabras, que una vez leídas no he conseguido olvidar, encierran a Quiroga y a Eliot en una caja de resonancia donde la personalidad es por fin —y al mismo tiempo— desarrollo, extinción y espera.
Imagen: Nasreen Mohamedi. Sin título (Untitled), Ca. 1975.
Te admiro, Mario y GRACIAS por compartir las reseñas y tus comentarios sobre tantas obras literarias. Un placer recordarte
Me gustaMe gusta
Gracias a ti siempre, Maite. El placer es mío por haberte encontrado en mi camino. Nos seguimos leyendo por aquí. Un abrazo.
Me gustaMe gusta