Nefando, más que una novela, es un acontecimiento. Acontece el lenguaje, acontecen los temas, acontecen los personajes, acontece el nombre. Por fin, un nombre: Mónica Ojeda. Este libro no está, sino que sucede, ocurre (en cada lector, supongo) de forma tan intempestiva e imprevisible como un brote psicótico.
Nueva reseña en Lector salteado, por Mario Aznar.
[LEER]